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Origen

 

 

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 Peregrinación de los aztecas. Lámina I del Códice Boturini, Aztlan.

 El origen del grupo mexica es confuso, a pesar de que la mayoría de las crónicas coinciden en que emigraron de un sitio llamado Aztlán(1) "el lugar de las garzas" o "lugar de la blancura". Tal vez ese oscuro origen es el referido por Cristóbal del Castillo(2) quien asevera que los mexicas eran los pescadores de los aztecas, quienes los odiaban, y que Huitzilopochtli fue su guía, quien los sacó de Aztlán para llegar a la tierra prometida y, por tanto llegar a un punto álgido de su desarrollo, se hizo necesario ocultar que carecían de un linaje culto o divino. También las crónicas nos permiten ver que se trata de un grupo con estructura social compleja, agricultura, calendario, religión politeísta, etcétera, portadores sin dudan de la rica herencia mesoamericana.

De Aztlán salieron varios grupos,(3) cada uno con su respectiva carga cultural y durante su peregrinar se fueron personalizando en busca su propio destino. Para el grupo mexica, su separación de los demás es condicionante misma de su futuro, justificada a través del mandato divino;(4) Huitzilopochtli es su dios, quien habría de decidir cada paso de los mexicas.(5)

No existe uniformidad en los relatos del momento en que los mexicas comienzan a tomar forma como grupo. Torquemada refiere que emigran con el nombre de aztecas y al llegar a donde se encontraba un enorme árbol, su dios Huitzilopochtli les envió una señal, partiéndolo por la mitad, y entonces les habló:

Ya estáis apartados, y segregados de los demás, y así quiero que como escogidos míos, ya no os llaméis aztecas, sino mexicas, y que ahí fue donde, primeramente, tomaron este nombre de mexicanos y juntamente, con trocarles el nombre, les puso señal en los rostros, y en las orejas, un emplasto de trementina, cubierto de plumas, tapándoselas con él; y dióles juntamente un arco, y unas flechas, y un Chitlatli...(6)

Las historias continúan relatando las peripecias que sufre el grupo mexica y no se mencionan más separaciones tajantes; solamente se dice del momento en que se bifurcan sin cambiar su rostro, su nombre común, seguramente a causa de que fue el pueblo elegido por el dios Huitzilopochtli, para gobernar la tierra, dando origen a una hermandad eterna, entre los mexicas-tenochcas y los mexicas-tlatelolcas. Es notorio que, en la mayoría de las crónicas, los mexicas-tlatelolcas son vistos como parte de los tenochcas; sin embargo, en el momento de la conquista europea Tlatelolco se encontraba subyugado a Tenochtitlan.

Algunos relatos nos cuentan que durante la migración ya había diferencias entre ambos grupos mexicas y de su obligada separación antes de asentarse en las islas del lago de Texcoco, fundando en primer término la ciudad de Tlatelolco. Otros relatos nos hablan que fue después de haber fundado Tenochtitlan cuando surgieron las diferencias entre ellos, desembocando el conflicto en la escisión y la fundación de Tlatelolco.

Torquemada menciona que en una ocasión Huitzilopochtli puso en medio del grupo mexica dos tlaquimilolli (pequeños envoltorios sagrados). Al percatarse de que el primero contenía una piedra verde que resplandecía como esmeralda, disputaron por su posesión. Huitziton, que los capitaneaba, dijo que le admiraba que pelearan por la piedra cuando aún desconocían el contenido del otro envoltorio. Les pidió que abrieran, y encontraron solamente dos palos. Huitziton pidió a un bando que se quedara con la piedra verde y fundaran Tlatelolco; y a los otros, los futuros tenochcas, les pidió que se quedaran con los palos, enseñándoles a hacer el fuego con ellos.(7) Al descubrir el secreto del segundo envoltorio, los tlatelolcas quisieron cambiarlo, pero los tenochcas no quisieron. "Desde esta ocasión, aunque todos estos aztecas venían juntos, ya no con aquella hermandad, y familiaridad, que antes traían; porque desde esta disensión, guardaron rencor y odio, los unos contra los otros, y vinieron parciales y divididos en las voluntades”.(8)

La suerte del grupo la decide el dios dirigente; él lo divide en dos y los obliga a compartir su destino. Así, el desarrollo de tlatelolcas y tenochcas queda marcado; ambos seguirán llamándose mexicas, seguirán manteniéndose unidos a pesar de los continuos conflictos de su convivencia.

Toda la información contenida en este apartado está basada en la publicación de Salvador Guilliem Arroyo "Ofrendas a Ehécatl-Quetzalcóatl en México-Tlatelolco" (México, INAH, Colección Científica, Núm. 400, 1999)

1) Véase, por ejemplo, Francisco Chimalpahin Cuauhtlehuanitzin, Relaciones originales de Chalco Amaquemecan, paleografía, traducción e introducción de Silvia Rendón, México, FCE, 1982, p. 63; Ángel María Garibay K. (ed.), Historia de los mexicanos por sus pinturas. Teogonía e historia de los mexicanos. Tres opúsculos del siglo XVI, México, Porrúa (Sepan Cuántos..., 37), 1985, p. 44; Códice Boturini. Tira de la peregrinación, en Colección de Documentos conmemorativos del DCL aniversario de la fundación de Tenochtitlan, México, SEP, 1975; Hernando Alvarado Tezozómoc, Crónica mexicana, notas de Manuel Orozco y Berra, México, Leyenda, 1944, p. 223; Códice Aubin [Códice de 1576], manuscrito azteca de la Biblioteca Real de Berlín. Anales en mexicano y geroglíficos desde la salida de las tribus de Aztlán hasta la muerte de Cuauhtémoc, Bernardino de Jesús Quiroz (trad.), México, Innovación, 1980, pp. 11.13; Códice Ramírez, manuscrito del siglo XVI intitulado: Relación del origen de los indios de que habitan esta Nueva España, según sus historias, examen de la obra por Manuel Orozco y Berra, México, Innovación, 1985, pp. 2-3; fray Juan de Torquemada, Monarquía Indiana, 4a. ed., 3 vols., Introducción de Miguel León-Portilla, México, Porrúa, 1969, p. 31.

 

2) Cristóbal del Castillo, Historia de la venida de los mexicanos y otros pueblos e historia de la Conquista, traducción y estudió introductorio de Federico Navarrete Linares, México, INAH, 1991, pp. 113, 115 y 117.

 

3) Códice Ramírez, op. cit., p. 21

 

4) Fray Diego Durán, Historia de las Indias de Nueva España e islas de tierra firme, 2 vols., México, Porrúa (Biblioteca, 37), 1967, vol. 1, p. 30.

 

5) Anales de Tlatelolco, unos anales históricos de la nación mexicana y Códice Tlatelolco, versión preparada y anotada por Heinrich Berlin, con un resumen de los anales y una interpretación del códice por Robert H. Barlow, México, Ediciones Rafael Porrúa, 1980, p. 32.

 

6) Torquemada, op. cit., vol. 1. p. 79.

 

7) Torquemada, op. cit. vol. 11, pp, 79-80.

 

8) Ibid" p. 80.

 


 

 

 Localización de Tlatelolco en el Lago de Tezcoco en la época precortesiana

En el Documento V de los Anales de Tlatelolco, se menciona que los mexicas estuvieron 12 años juntos en Tenochtitlan, y en el decimotercero, que correspondía al año uno calli de su cuenta, se dividieron y fundaron Tlatilolco Xaliyácac ("nariz de arena"). Inmediatamente después levantaron su altar de césped y en Chapultepec "descendió el taladro de fuego”.(9) En las fuentes que refieren la separación del grupo que funda Tlatelolco, llaman al sitio de diversas maneras: Tlatelli ("terraza"), Xaltilolli ("punto arenoso"), Xilliiyácac ("nariz arenosa") y Xaltelulli ("montículo de arena"). Después fue llamado Tlatelolco ("el lugar de la plataforma"), seguramente porque tuvieron que ganar terreno al agua de la laguna, construyendo un enorme terraplén donde creciera la casa de sus dioses y la suya propia.

Cabe citar aquí, cómo el mismo Cuauhtémoc habla de la fundación de su ciudad: "Aquí ponemos y asentamos en la forma en que hallamos la laguna grande como atigerada [sic], sus olas como la plata y brillantes como el oro, tan fragante y oloroso donde fundamos nuestro pueblo de Tatilulco, donde descansamos o hacemos nuestra fundación de pueblo que nos ha costado muchísimo trabajo para deverlo de alcanzarlo nosotros los mexicanos..." (10)

Algunos autores coinciden en que la fundación de Tlatelolco sucedió trece años después de la de Tenochtitlan, en 1337 d. C., estableciendo el inicio de la historiografía oficial.

Una vez establecidos ambos grupos, comienzan a crecer y con ello sus necesidades. Así, en las fuentes etnohistóricas se aprecia cómo los tenochcas buscan afianzar su pasado a un origen tolteca "culto" en los linajes culhuas, en tanto los tlatelolcas lo buscan en los linajes de Azcapotzalco,(11) intentando nutrir de sangre noble sus raíces; ésta, con quienes ya disfrutaban del respeto ajeno al emparentar, es quizá la parte esencial de las diferencias entre los dos grupos mexicas.

Al multiplicarse necesitaron establecer un orden, y de acuerdo con algunas fuentes, solicitaron gobernante al señor de Azcapotzalco,(12) a quien le tributan, ya sea con los productos enajenados a las tierras concedidas o, como ya vimos, gracias a su participación en guerras contra otras provincias enemigas de los tepanecas. Los mexicas al dividirse en dos aumentaron sus diferencias; pero recordemos que Huitzilopochtli, su dios, ya les había puesto señal en el rostro, en las orejas: eran hermanos por mandato divino, y era su obligación continuar juntos, así, compartían en honor de su dios en distintas festividades. Desde que se juntaban todos juntos en el patio de Huitzilopochtli, los tenochcas y los tlatilulcas; en una parte se ponían los tenochcas y en otra los tlatilulcas, y comenzaban a hacer saetas; a este día llamaban tlacati in tlacochtli.(13)

Es la verdadera comunión del pueblo mexica con su dios, es el eslabón que no pudo romper ninguna de sus luchas internas por el poder, y aun a pesar de haber caído en guerra y de violentar su hermandad, jamás la pudieron fragmentar.

No sólo estaban comprometidos a compartir las obligaciones con su dios tribal, sino también con otros de su panteón en los tiempos que marcaba su calendario ritual, sus espacios. Esto se corrobora en otro pasaje de Sahagún referente a la fiesta del mes de Izcalli, celebrada en honor al Dios del Fuego en donde dice: "Estas dos ceremonias dichas no se hacían en todas partes sino por aquí, por Tlatelolco".(14) Así, sujetos a la "voluntad divina" pactaron sus relaciones y cuando Tlacatéotl era gobernante de Tlatelolco, decidieron en común instalar dentro de sus tierras el famoso tianguis, ubicándolo al límite oriente del recinto ceremonial.(15)

A Tenochtitlan se le destinaron los palos para hacer el fuego y a Tlatelolco, la piedra verde; los primeros son símbolo de Xiuhtecuhtli Huehuetéotl, el dios viejo del fuego, quien habita en el axis de los cuatro rumbos de la tierra y entre los cielos e inframundos; en tanto el jade representa el agua divina, lo precioso y quizá podamos entenderlo como el comercio, que les fue concedido a los tlatelolcas.

Los mexicas crecieron como tributarios de Azcapotzalco y, a la muerte de su rey Tezozómoc (fechada en la mayoría de las crónicas para 1426-1428 d. C.), su hijo Maxtla usurpa el poder y mata a los señores de Tlatelolco y de Tenochtitlan, provocando la unión de los pueblos subyugados y con ello la caída de su reinado. Así, se erige una nueva Triple Alianza encabezada por los señores de Tenochtitlan y Texcoco, quienes anexan a Tlacopan para complementarla. A decir de Chimalpahin, los tlatelolcas son vencidos por primera vez por los tenochcas, simultáneamente a la caída de Azcapotzalco.

Torquemada menciona que "se hicieron la guerra diversas veces", e incluso coincide con Chimalpahin en que, al término de la guerra contra Maxtla, las diferencias aumentaron y desembocaron en la primera conquista tenochca de Tlatelolco.(16) Este hecho parece confirmarse en el relato del padre Durán, quien escribe que un año después de celebrada una de las guerras “floridas” contra los de Tlaxcala, los de Tlatelolco no hicieron las exequias a los muertos de Tenochtitlan, ya que ellos no habían sufrido bajas, lo que provocó el enojo de Moctezuma, quien mandó aumentarles el tributo al igual que a las demás provincias subyugadas.(17) Los de Tlatelolco buscaron el perdón de su vencedor aceptando su sentencia, y al año fueron a la guerra contra los de Teuctépec, donde lograron destacarse capturando 2 mil guerreros enemigos, sin contar esclavos, mujeres ni mozos, con lo que alcanzaron el perdón del tlatoani de Tenochtitlan.

Esta primera conquista tenochca sobre Tlatelolco, también parece confirmarse en la lámina tres de la Matrícula de Tributos y en su copia de la lámina 19 del llamado Códice Mendocino,(18) donde bajo los productos que había que tributar a Tenochtitlan, se encuentran los protagonistas de las guerras de sujeción de Tlatelolco. Así, Itzcóatl aparece derrotando a Cuauhtlatoa en primer término y, bajo ellos, conservando la línea tenochca en el margen izquierdo y la tlatelolca en el margen derecho se muestra a Axayácatl venciendo a Moquíhuix. La conquista de Tlatelolco por los tenochcas también está inscrita en los monumentales monolitos llamados la Piedra de Tízoc y la Piedra del Exarzobispado y, de acuerdo con la mayoría de los investigadores que los han analizado, tal inscripción se refiere a la guerra de 1473.

Toda la información contenida en este apartado está basada en la publicación de Salvador Guilliem Arroyo "Ofrendas a Ehécatl-Quetzalcóatl en México-Tlatelolco" (México, INAH, Colección Científica, Núm. 400, 1999)

9) Anales de Tlatelolco, op. cit., p. 45.

10) Cédula Real de Cuauhtémoc, cédula dada por el emperador Cuauhtémoc para el reparto de la laguna grande de Tescuco en 1523, México, Biblioteca Aportación Histórica, 1943, p. 3.

11) Torquemada, op. cit., p. 99.

12) Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Historia de la nación chichimeca, en Obras históricas, edición, estudio introductorio y apéndice documental por Edmundo O’Gorman, 2 vols., México, UNAM-Instituto de Investigaciones Históricas, 1975-1977, vol. I, p. 313; Torquemada, op. cit., p. 94.

13) Sahagún, op. cit., p. 139.

14) Ibid., p. 152.

15) Véase los relatos de los Anales de Tlatelolco, op. cit.

16) Torquemada, op. cit., p. 157.

17) Durán, op. cit., cap. LIX, pp. 12-17.

18) Códice Mendocino, edición e introducción de José Ignacio Echeagaray, prefacio de Ernesto de la Torre Villar, México, San Ángel, 1979, lam. 19.

 


 

Las crónicas manifiestan los continuos conflictos entre ambas ramas mexicas. Lo cierto es que continúan juntas y, al término de la guerra contra los tepanecas, dividen sus aguas de pesca dentro del gran lago central, quedando el lago de Xaltocan sujeto a Tlatelolco. Cuauhtlatoa e Itzcóatl firman el pacto en 1431 d. C. para 1435 d. C., hacen la partición territorial de la sierra de Guadalupe y asignan pueblos tributarios a los tlatelolcas: San Lucas Xóloc, Coatitlan, Tolpétlac, Tepeyácac, Coacalco, Tecoman, Atzompan, Chiquihuite, Huatepeque-Coatépec, Ticoman, Ecatépec, Acolnáhuac, Acohuacan, Cuauhtitlan y Huitznáhuac.

Son varias las acciones que emprenden para separar físicamente sus reinados, sus provincias tributarias y las obligaciones entre sí; pero ante su dios, Huitzilopochtli, comulgaban juntos y cada quien le construyó su templo en cada ciudad y, además, un adoratorio común en Tizaapa. Un evento extraordinario que ambos grupos mexicas compartieron, de 1428 a 1467, fue una gran hambruna llamada necetochuíloc, que asoló el Altiplano Central hacia los años de 1454 a 1457 d. C.(19) y que obligó a la mayoría de sus habitantes a dispersarse hacia otros territorios en busca de alimentos; en ese momento Moctezuma Ilhuicamina gobernaba Tenochtitlan, y Cuauhtlatoa regía en Tlatelolco.

Las historias mencionan cómo ambos luchan conjuntamente por extender sus dominios, ampliando cada vez más los límites de la tierra y así poder traer al pueblo elegido toda clase de productos y alimentar a su dios a costa de los vencidos. Sus ejércitos conquistaron casi todas las provincias y poblados existentes hacia los cuatro ámbitos de la tierra. Se enseñorearon en el centro de su universo. Hasta su mercado llegaban los productos más preciados: mantas de todo género, vestidos de mujer, de guerreros, plumas de mucha hermosura, algodón, flores, platos, ollas, oro, rosas de vainilla negra, joyas, animales de todo tipo, cacao, maíz de todas las especies, etcétera. Juntos, tenochcas y tlatelolcas, forjaron su esplendor a costa de la guerra.

Los tlatelolcas se caracterizaron por ser grandes comerciantes y tenían que controlar las mejores rutas para el tránsito de sus mercaderías; dejar de pagar peajes innecesarios era posible gracias a la conquista militar y anexión a su territorio de los ajenos.

Dos años después de la victoria sobre los de Cotaxtla, en Tenochtitlan es entronizado Axayácatl, cuñado de Moquíhuix, y comparten juntos varias campañas militares de conquista.

Los mexicas participan juntos en nuevas empresas militares para someter más provincias y, a decir de un cronista anónimo,(20) cuando son vencidos por los tarascos cerca de Tajimaroa, le atribuyen a los quisquillosos tlatelolcas la derrota, ya que se entregaron en cautiverio. Nuevamente las diferencias aparecen, máxime cuando se trata del grupo en el poder quien es afectado. Torquemada cita que Moctezuma Ilhuicamina había construido en Tenochtitlan un gran templo a Huitzilopochtli, y cuando Moquíhuix llegó a ser el gobernante de Tlatelolco, mandó hacer un templo que se llamó Cohuaxólotl: “…para sólo engañar a los tenochcas; y de aquí, comenzó a aver disensiones”.(21) El relato del padre Durán indica que fueron los tenochcas quienes violaron a unas hijas de los señores de Tlatelolco, dando motivos a Moquíhuix para levantarse en contra del señor de Tenochtitlan.(22)

El mismo padre Durán comenta que Moquíhuix, al momento de la agresión contra las doncellas, toma el poder de Tlatelolco quitándose la sujeción de Tenochtitlan, confirmando, quizá, las versiones de la conquista de 1431. En otros relatos se dice que es hasta la entronización de Moquíhuix en 1467, cuando después de sobresalir en varias campañas de conquista como gran capitán, se siente con el suficiente poder de enfrentar a Tenochtitlan y tomar el liderazgo de la Triple Alianza.

Chimalpahin menciona que para las fiestas de entronización de Axayácatl, en 1469 d. C., se invitó a Moquíhuix quien rechazó la invitación, lo que aumentó las tensiones por el poder que existían de antaño entre ambos bandos. Entre los motivos que señalan algunos autores para que se llevara a cabo la guerra fraticida, se menciona que la esposa de Moquíhuix, Chalchiuhnenetzin, hermana de Axayácatl, fue protagonista esencial en el conflicto, ya que era tenida en menos por su cónyuge y constantemente se quejaba con su hermano, a quien le comunicó todos los planes de Moquíhuix.

Toda la información contenida en este apartado está basada en la publicación de Salvador Guilliem Arroyo "Ofrendas a Ehécatl-Quetzalcóatl en México-Tlatelolco" (México, INAH, Colección Científica, Núm. 400, 1999)19) Sahagún, op. cit., p. 449.

20) Ángel María Garibay K. Poesía náhuatl II. Cantares mexicanos, manuscrito de la Biblioteca Nacional de México, UNAM-Instituto de Investigaciones Históricas, 1965.

21) Véase Torquemada, op. cit.

22) Durán, op. cit., p. 251.

 

 


 

El mismo Chimalpahin dice que Moquíhuix decidió iniciar la guerra contra los de Tenochtitlan, invitando a Chalco, Amaquemecan y Tzacualtitlan a unirse para acabar con los tenochcas; sin embargo, no le auxiliaron, por el contrario, lo dejaron solo y avisan a Axayácatl de las intenciones de los tlatelolcas.(23) Los conflictos entre ambos grupos tienen sus orígenes en un pasado muy remoto. Jamás se brindaron reposo, hasta que desembocaron en el terrible conflicto armado de 1473, en el que definitivamente Tlatelolco es vencido y convertido en un pueblo tributario más de Tenochtitlan.

La guerra inició la madrugada del 30 de julio de 1473.(24) Moquíhuix vestía su divisa de Quetzalhuexólotl, y Axayácatl lucía un traje de Xipe Tótec. El primero llevaba atavíos del Tezcatlipoca negro, el segundo los atavíos del Tezcatlipoca rojo. La guerra duró poco; al término del día, Tlatelolco había sido derrotado a pesar de la participación de niños, ancianos y mujeres. Los ejércitos tenochcas no dieron reposo a los tlatelolcas; saquearon su tianguis y sus casas.

Axayácatl siguió a Moquíhuix y a uno de sus suegros, Tecónatl, hasta el adoratorio de Huitzilopochtli, donde se habían escondido; ahí los mató y los arrojó hacia abajo del templo;(25) Moquíhuix dejó los sesos embarrados en el piso, en tanto la cabeza de Tecónatl fue estacada en la entrada de Tlatelolco.(26)

Los tlatelolcas viendo a sus líderes muertos, se escondieron en sus casas, los tulares del lago, los templos, etcétera, hasta que un anciano comerciante llamado Cuacuahtzin, tío de Axayácatl, le suplicó la paz.(27) Una vez saqueados la ciudad y el mercado, se impuso el pago de un tributo, consistente en una parte por cada cinco que se vendiesen en el mercado.

De acuerdo con Durán, Axayácatl ordenó que se confiscara a los tlatelolcas la estatua de Huitzilopochtli y que su templo quedara convertido en muladar de los mexicanos, obligándolos a asistir al recinto ceremonial de Tenochtitlan.(28) Dato que no parece ser cierto, basta con recordar que en el relato del conquistador Bernal Díaz del Castillo, se dice que al llegar Hernán Cortés a la ciudad de Tlatelolco, guiado por Moctezuma Xocoyotzin, suben a lo alto del Templo Mayor para observar la ciudad y su gran tianguis.

Además, cita la enorme y espléndida traza y acabados no sólo del recinto, sino también de su ciudad. Asimismo, en otras cónicas se asegura que después de la conquista militar, los españoles utilizaron todas las piedras del templo para la edificación de la iglesia de Santiago. Lo que desmiente que tras ser conquistados los tlatelolcas dejaran de tener su Templo Mayor. Al término de esta guerra civil, Tlatelolco sigue al lado de Tenochtitlan en carácter de pueblo tributario, y sus dirigentes son nombrados por el gobernante tenochca.(29)

Sahagún confirma que durante 46 años Tlatelolco no tuvo señor,(30) y ubica la coronación de Cuauhtémoc hasta el año de 1519 d. C. cuando recobra el señorío. En otras fuentes se menciona que Cuauhtémoc, siendo descendiente de la nobleza tenochca, es instalado en el trono de Tlatelolco en 1515 d. C. por Moctezuma II.

Algunos años después la llegada de los europeos precipita el colapso de la sociedad mexica. Tlatelolco es el último bastión y resguardo del poder mexica al mando de Cuauhtémoc, quien resiste más de 80 días luchando por la dignidad de su linaje divino, ya que son el pueblo elegido por su dios Huitzilopochtli; sin embargo, al refugiarse en el recinto ceremonial, les quitan todas sus provisiones y sus habitantes no pudieron soportar tanta mortandad. Los europeos y sus miles de aliados no permitieron la entrada de alimentos y cortaron el acueducto que abastecía la ciudad. El mismo Cortés menciona que murieron más de 50 mil ánimas,(31) para el día 13 de agosto de 1521 en que cayó Tlatelolco y con ello finalizó la gran historia de los mexicas.

Toda la información contenida en este apartado está basada en la publicación de Salvador Guilliem Arroyo "Ofrendas a Ehécatl-Quetzalcóatl en México-Tlatelolco" (México, INAH, Colección Científica, Núm. 400, 1999)

 23) Chimalpahin, op. cit., p. 207.

24) Barlow, op. cit., p. 114.

25) Alvarado Tezozómoc, op. cit., p. 197.

26) Anales de Tlatelolco, op. cit., p. 162.

27) Alvarado Tezozómoc, op. cit., p. 198.

28) Durán, op. cit., p. 265.

29) Chimalpahin, op. cit., p. 209.

30) Sahagún, op. cit., p. 449.

31) Hernán Cortés, Carta de relación de la Conquista de Mejico, Buenos Aires, Austral, 1945, pp. 224-225.

 

 

 

 

 


 

 

A decir de Jaime Torres Bodet:

 

El 13 de agosto de 1521 heroicamente defendido por Cuauhtémoc

cayó Tlatelolco en poder de Hernán Cortés

No fue triunfo ni derrota

fue el doloroso nacimiento del pueblo mestizo

que es el México de hoy.

Placa ubicada en la Plaza de las 3 culturas----------------------

 

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