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El Tecpan continuó siendo sede gubernamental hasta 1850, cuando el ayuntamiento de la ciudad decidió convertirlo en “Asilo independiente para los Corregidos”, rentándolo por 25 pesos mensuales. Tres años más tarde cambió su nombre a “Colegio Correccional de San Antonio”.

En los primeros años del siglo XX, el “Colegio Correccional de San Antonio” siguió en funcionamiento, pero en 1909 se convirtió en la escuela “Manuel Eduardo Gorostiza”, después en “Escuela Industrial y Vocacional de la Beneficencia Pública”, y finalmente en “Escuela Diurna y Nocturna ESI-16 Pedro Díaz”, conocida como “Escuela para trabajadores”.

Durante los años 60 del siglo XX, al construirse la unidad habitacional Nonoalco-Tlatelolco, la fachada del Tecpan fue removida e incorporada a la parte posterior del Convento de Santiago, modificándose el aspecto original del claustro, tal como lo vemos hoy en día.

Únicamente se salvó la arcada de siete vanos ilustrada en el Códice Tlatelolco; y en la crujía que se forma con el muro que soportaba la fachada Poniente, se aprecia su factura de sillería pequeña de tezontle, típica del siglo XVI.

El Museo del Tecpan, en la sala Norte, con portada del siglo XVIII, alberga una de las obras murales realizadas por David Alfaro Siqueiros.

Sus frescos en exteriores están dedicados a temas revolucionarios y sociales, para inspirar a las clases bajas, además, están llenas de color y representan figuras con emociones intensas.

La producción pictórica de David Alfaro Siqueiros estuvo orientada, principalmente, al muralismo, ya que para él un formato grande y en espacios públicos ayudaba a hacer del arte un medio de educación política.

En 1944, Siqueiros regresó a México, después de estar exiliado, y pintó en la casa marcada con el número 9 de la calle de Sonora, el mural “Cuauhtémoc contra el mito”, trasladado a su actual recinto en 1963.

 

Esta es la primera obra plástica del artista, elaborada con técnicas que rompieron con el muralismo clásico, pues se utilizaron soportes de madera, masonite y piroxilinas, aunados a las esculturas realizadas por Luis Arenal. En primer plano, a la derecha del mural, aparece Cuauhtémoc tomando las armas para detener la destrucción de su mundo a manos de los conquistadores europeos.

Los españoles fueron representados con la figura de un centauro, lado izquierdo del mural, cuyas fuerzas principales son la religión al empuñar en una de sus manos un crucifijo transformado en daga, y las armas de fuego.

Bajo las patas del caballo aparece la cabeza de un indígena decapitado que simboliza el fin de la gran cultura, y de frente está Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, emblema de la civilización milenaria.

Al centro de la pintura se halla la figura del gobernante mexica Moctezuma II, quien implora a los dioses le expliquen por qué el supuesto regreso de Quetzalcóatl, en la figura de Cortés, implicó la caída de su imperio.

 

Toda la información contenida en este apartado está basada en un texto de Salvador Guilliem Arroyo.
Fotografías: Salvador Guilliem Arroyo y Susana Padilla Coronado

Eje Central Lázaro Cárdenas esq. Flores Magón, Nonoalco, Tlatelolco; Ciudad de México, C.P. 06900

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