Iglesia de Santiago Tlatelolco
NOTA: La Iglesia no forma parte de las áreas administradas por el INAH, por lo que no se tiene injerencia de ningún tipo en las actividades de la parroquia. Este contenido es sólo de tipo informativo.
La iglesia de Santiago Tlatelolco fue erigida después de la conquista del 13 de agosto de 1521, los vencedores eligieron el lugar donde los mexicas habían resistido los embates militares por más de 80 días.
En enero de 1522, Hernán Cortés decidió la construcción de la ciudad de México y al mismo tiempo borrar toda huella que recordara la grandeza de los vencidos. Designó a Tlatelolco como señorío de indígenas bajo el mando de Cuauhtémoc y el nombre de Santiago.
En 1527 se inauguró la primera iglesia en Tlatelolco, la cual fue construida con las piedras del Templo Mayor prehispánico. La iglesia se dedicó a Santiago, el santo patrono de las huestes de Cortés, y quedó al cuidado de los franciscanos.
La misión principal de los misioneros fue educar a los indígenas, por lo que en 1536 fundaron el Colegio de la Santa Cruz en Tlatelolco.
En el colegio sobresalió el trabajo de frailes como Andrés de Olmos, Bernardino de Sahagún, Amoldo de Basaccio y Juan Badiano de origen indígena, quien elaboró el Códice que lleva su nombre y que trata sobre la herbolaria mexicana; sin embargo, debido a fenómenos como inundaciones y epidemias, además de la falta de recursos, fue clausurado a fines del siglo XVIII.
En un principio la iglesia era de una sola nave y para 1540, como lo menciona Motolinía, ya "tenía tres naves", lo que indica que era la segunda edificación. En 1573 se inició la tercera construcción bajo la dirección de Fray Francisco de Gamboa, la cual aparentemente tardó mucho tiempo.
En 1585 la iglesia estuvo flanqueada por el hospital y el Colegio de la Santa Cruz. En 1603, Fray Juan de Torquemada decidió concluir la obra, estrenándola en 1610, siendo la que ahora conocemos. La iglesia funcionó hasta la llegada de las guerras de Reforma, cuando fue saqueada y abandonada.
A finales del siglo XIX, cuando Porfirio Díaz impulsó el desarrollo de los ferrocarriles, el entorno de la iglesia fue modificado, pues en el terreno Norte se instalaron patios, vías, bodegas y áreas para la descarga de los trenes. En la parte Noreste de Tlatelolco se construyó la Aduana del pulque, edificio que actualmente controla la Secretaría de Relaciones Exteriores.
La iglesia de Santiago Tlatelolco se utilizó como bodega y el convento fue convertido en cárcel militar, con un edificio anexo que funcionó como cuartel, subsistiendo así hasta 1944 cuando el equipo dirigido por Pablo Martínez del Río recomendó que la iglesia fuera abierta nuevamente al culto católico, con los franciscanos a cargo.
La fachada principal está orientada al Poniente. Su portada de cantera se divide en tres secciones y flanqueada por el cuerpo en talud de las bases de sus torres, quizá como recuerdo de las alfardas del Templo Mayor.
La puerta de madera con herrajes forjados ocupa un arco de medio punto y logra su soporte lateral con columnas que ostentan nichos donde hasta el siglo XIX estaban las esculturas de San Pablo y San Pedro.
El segundo cuerpo de la portada, rodeado de una cenefa vegetal, presenta un enorme ventanal al centro y está flanqueado por el emblema de los franciscanos con el brazo de Cristo y el de San Francisco cruzados junto a los estigmas del santo.
Asimismo, en este cuerpo se aprecia un remante con doble columnata lateral que soporta un nicho con ábside de medio punto donde quizá estuvo la imagen del santo patrono. Finalmente la fachada es rematada con un saliente que ostenta al centro un enorme medallón con una cruz cristiana.
Toda la información contenida en este apartado está basada en un texto de Salvador Guilliem Arroyo.
Fotografías: Salvador Guilliem Arroyo y Susana Padilla Coronado
La fachada Norte de la iglesia tiene la portada de acceso al centro de la nave principal y los muros del crucero sobresalen del conjunto. Esta portada presenta una enorme puerta contenida por columnas laterales con nichos donde seguramente estuvieron las esculturas de algunos santos. Su parte alta es de medio punto con un sencillo remate central resaltado, sobre el cual aparece un nicho formado por columnas que soportan una media cúpula donde preside la escultura de San Francisco.
Este nicho está flanqueado por grotescos vegetales y floreros. Sobre él se aprecia un remate a manera de triángulo cuyo vértice se abre para dar paso a un águila posada sobre un escudo que contiene los cinco estigmas de San Francisco; tras él aparecen flechas y macanas indígenas.
Bajo este remate aparecen tres orlas escarificadas a cada lado de la media cúpula del nicho que alberga al santo, aparece el topónimo prehispánico de Tlatelolco, repetido tres veces a cada lado, quizá disfrazado a manera de orlas. Así, la fachada Norte de la iglesia de Santiago, es una muestra del sincretismo que se formó en Tlatelolco al iniciar la vida de la Nueva España.
La iglesia es de una nave con crucero y coro alto con el curato anexo en la parte posterior donde se comunicaba con el claustro. En el interior, sobre la puerta Norte, aparece un mural de aproximadamente ocho metros de altura de San Cristóbal, quien es representado como el portador de la religión católica al nuevo mundo, quien avanza a través de un río ayudándose en un árbol a manera de bastón.
El santo viste la armadura de las legiones romanas en las cuales militó como soldado. Tiene enrollados sus pantalones por encima de las rodillas semejantes a los calzoncillos de los indígenas, para no mojarlos al cruzar el agua, y se protege contra el frío nocturno envolviéndose en enorme manto cruzando un río y cargando al Niño Jesús.
Presenta tres capas de pintura, la primera quizá del siglo XVI, la segunda cuando el templo fue inaugurado por Torquemada, y la que vemos actualmente que corresponde al retoque hecho en 1763 tal como lo señala el medallón de la esquina inferior derecha que está junto a la imagen de San Cristóbal, el ermitaño representado en una cueva.
Cuando uno mira a San Cristóbal, de abajo hacia arriba por las dimensiones y ubicación del mural, el efecto de la perspectiva diagonal hace que el tamaño de las piernas hasta la cadera sea más grande, y de la cintura a la cabeza se reducen.
El crucero con cuatro enormes columnas que detienen la cúpula forman con los arcos de medio punto, los espacios de los retablos laterales que fueron saqueados.
La parte alta de las columnas se abre para dar lugar a las pechinas de la cúpula mayor, que están ocupadas por esculturas de barro cocido, estucadas y pintadas, y que representan a los cuatro evangelistas: San Mateo, San Lucas, San Marcos y San Juan, cada uno montado sobre su emblema alado: el ángel, el toro, el león y el águila. Estas esculturas fueron manufacturadas con huesos humanos.
El presbiterio, al fondo de la iglesia, presenta la bóveda con la piedra desnuda, ya que durante las obras de Mario Pani le retiraron los encalados que la cubría.
Cuando la iglesia fue saqueada, del retablo mayor construido en el siglo XVI, solamente sobrevivió el fragmento central que es dorado y policromado.
Aquí aparece Santiago Apóstol montado en su corcel blanco luchando contra un guerrero océlotl, junto a los españoles que vencen a los indígenas representados como almas del purgatorio.
Cuando los conquistadores llegaron a Tlatelolco, por órdenes de Hernán Cortés, destruyeron los vestigios de los mexicas que poblaban el lugar, con el fin de borrar toda huella y legado de tan importante cultura.
De esta manera, las esculturas prehispánicas rotas por los españoles se utilizaron para la edificación de la iglesia de Santiago Apóstol. Hoy en día podemos observar atrás del ábside, en la fachada Oriente, un fragmento de una deidad asociada a la tierra, Tlaltecuhtli o Tláloc.
Toda la información contenida en este apartado está basada en un texto de Salvador Guilliem Arroyo.
Fotografías: Salvador Guilliem Arroyo y Susana Padilla Coronado